Fernandezbross Abel Fernandez Ruiz El opositor
Este es el blog de Fernandezbross, pseudónimo de los hermanos Fernández Ruiz, unos tipos guapos, listos, modestos y que merece la pena leer. Su primera novela, El opositor, fue un éxito de ventas sin precedentes en Zurich, la segunda, Coto de Dios, se ha convertido en libro obligado de lectura en la Universidad de Connecticut, la tercera Meseta muerta, ha hecho replantarse la vida a Mel Gibson, que está pensando llevarla al cine (con unas palomitas)
miércoles, 23 de mayo de 2018
¿Dónde conseguir un ejemplar de Meseta muerta?
¿Eres un anciano con más de una treintena de años y no tienes un ebook (quiere decir libro electrónico)? ¡No te preocupes, viejuno! La aclamada novela Meseta muerta está a la venta de forma virtual y etérea en las principales librerías, y en PAPEL, ese artículo tan añorado por los seres de la era predigital, puedes conseguir El Opositor y Coto de Dios, en Amazon, la librería etérea que vende libros con peso, un verdadero galimatías.
Meseta muerta solo puede leerse en aparatos electrónicos, quizás, por la enormidad de la obra, sea el momento de que te pases al mundo digital.
Meseta muerta solo puede leerse en aparatos electrónicos, quizás, por la enormidad de la obra, sea el momento de que te pases al mundo digital.
Una novela ferozmente divertida que presenta una España post-apocalítica como escenario de una epopeya de intriga, pasión, violencia, amistad, mutantes y patos.
La Tierra post-apocalíptica, un mundo devastado y polvoriento sumido en un invierno perenne. La vida ha sido arrasada, las ciudades están en ruinas, la cultura y los buenos modales han sido olvidados, la radiación ha provocado mutaciones y nadie osa lavarse los dientes.
El rumor de un informe secreto con una zona libre de radioactividad hará que un grupo de supervivientes inicie un viaje épico a través de una extensión desértica, la Meseta, erial ya antes del cataclismo. ¿Conseguirán encontrar la tierra prometida o serán devorados por el camino?
Una novela ferozmente divertida que presenta una España post-apocalítica como escenario de una epopeya de intriga, pasión, violencia, amistad, mutantes y patos.
lunes, 25 de enero de 2016
Los odiosos ocho dobladores
Una película de Tarantino, una
diligencia en mitad de la nieve y en su interior la voz en español que acompaña a su figura, pero quien habla (en
español) no es Tarantino, es Kurt Russell, al que le ha debido sentar mal el
frío de la sierra y ha mudado de voz (en español). Queda raro, me han
acostumbrado a identificar una voz con un actor, me han domesticado a ver cine
doblado.
Es un western de Tarantino y ha
de parecerse, según los dobladores españoles, al precedente, Django desencadenado. El alemán de la última película
no sale, Christopher Waltz, pero si le ponemos la voz que le dimos, con la
misma entonación, a un Tim Roth que hace de inglés y no de alemán, lo
arreglamos; porque el acento inglés es igual que el alemán, el francés, el mejicano o el
italiano, y nadie los diferencia; porque los espectadores no quieren ver una
nueva película, piensan los odiosos dobladores, y aunque los protagonistas sean
otros les tapamos la boca con las mismas voces, damos gotelé en las paredes y
todas las imperfecciones quedan disimuladas.
En Gran Torino casi me salgo
del cine por culpa del patético doblaje, desde entonces hago
sacrificios para ver películas dobladas al español odioso. Doblar mal las películas
se ha hecho tan habitual que en la nueva Star Wars los niños salían flipando
con la película y criticando el doblaje. ¡Si George Lucas levantara alguna vez la cabeza!
Ahora veo Hope en la tele, los protagonistas,
curiosamente, tiene la misma voz que en Modern Family. ¿Es todo una estrategia del
gobierno para que triunfe la versión original y seamos bilingües? Mira que lo
dudo.
Comprendo que Constantino Romero
ha muerto y Clint no volverá a ser el mismo, que es difícil mantener una voz
para un solo actor, pero por favor, que contraten gente y dejen de torturar al
cine.
miércoles, 13 de mayo de 2015
We are Burning
Un radiocasete enganchado en la
parrilla de una bici, un perro robado en la mano que no sujeta el manillar, el
saco en la espalda y noches y Kilómetros de carretera aguardando. Éramos
adolescentes e inmortales.
Teníamos una única cinta para el
casete y no dejábamos que callase. No oíamos el chirriar de las cadenas ni las
respiraciones forzadas; cuando una cara llegaba al final nos deteníamos,
dábamos la vuelta a la cinta y la música comenzaba de nuevo. Era la banda sonora
de un viaje de descubrimiento, Noches de
Rock&Roll, de un grupo llamado Burning.
Algún año después fuimos a un concierto
y nos encontramos al grupo desayunando, el Rissi vestía gafas de sol, chupa de
cuero y chándal. No nos atrevíamos a acercarnos, eran estrellas del rock, pero lo hicimos, ¡Y nos
firmaron los carné de conducir!
La vida nos golpeó a todos y El Huracán se convirtió en realidad.
Vimos a unos Burning en horas bajas tocar en Bilbao y buscamos a Jhonny cuando
acabaron. Le enseñamos el carné caducado y le pedimos otro autógrafo.
–Para qué quieres una firma –dijo– ¡Mejor
un abrazo!
Y supongo que con aquella frase nos
convirtió en sus seguidores.
Recuerdos de noches de fiesta y
conciertos, muchos conciertos: buscando pensiones baratas; cantando a gritos en
primera fila; provocando un apagón al contraatacar con benjamines la botella de
champán de Jhonny; sin quitarnos las gafas.
Los Burning se convirtieron en un
motivo para cruzar la península y seguir en contacto. No somos fans, somos los
mismos críos que pedaleaban cuesta arriba mientras Rissi cantaba en una radio a
pilas. En algunos conciertos aún nos juntamos, no importa dónde. Nos ponemos
las gafas de sol para movernos en la oscuridad y recobramos lo que éramos, lo
que seguimos siendo, y sabemos que estamos vivos, que seguimos en la carretera,
pedaleando. We are Burning.
martes, 5 de mayo de 2015
lunes, 4 de mayo de 2015
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