lunes, 25 de enero de 2016

Los odiosos ocho dobladores


Una película de Tarantino, una diligencia en mitad de la nieve y en su interior la voz en español  que acompaña a su figura, pero quien habla (en español) no es Tarantino, es Kurt Russell, al que le ha debido sentar mal el frío de la sierra y ha mudado de voz (en español). Queda raro, me han acostumbrado a identificar una voz con un actor, me han domesticado a ver cine doblado.

Es un western de Tarantino y ha de parecerse, según los dobladores españoles, al precedente, Django  desencadenado. El alemán de la última película no sale, Christopher Waltz, pero si le ponemos la voz que le dimos, con la misma entonación, a un Tim Roth que hace de inglés y no de alemán, lo arreglamos; porque el acento inglés es igual que el alemán, el francés, el mejicano o el italiano, y nadie los diferencia; porque los espectadores no quieren ver una nueva película, piensan los odiosos dobladores, y aunque los protagonistas sean otros les tapamos la boca con las mismas voces, damos gotelé en las paredes y todas las imperfecciones quedan disimuladas.

En Gran Torino casi me salgo del cine  por culpa del patético doblaje, desde entonces hago sacrificios para ver películas dobladas al español odioso. Doblar mal las películas se ha hecho tan habitual que en la nueva Star Wars los niños salían flipando con la película y criticando el doblaje. ¡Si George Lucas levantara alguna vez la cabeza!

Ahora veo Hope en la tele, los protagonistas, curiosamente, tiene la misma voz que en Modern Family. ¿Es todo una estrategia del gobierno para que triunfe la versión original y seamos bilingües? Mira que lo dudo.

Comprendo que Constantino Romero ha muerto y Clint no volverá a ser el mismo, que es difícil mantener una voz para un solo actor, pero por favor, que contraten gente y dejen de torturar al cine.